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sábado, 10 de marzo de 2012

Despedida



La lluvia golpeaba fuertemente contra la farola y el suelo, haciendo que no pudiera escuchar las palabras que salían de su boca. Los rayos de luz de esa bombilla de bajo consumo atravesaban cada una de las gotas consiguiendo un efecto iridiscente que sólo ella podía apreciar. Empapada como estaba, porque su paraguas no conseguía el efecto para el que había sido diseñado, se arrodilló en la acera y comenzó a llorar. Por qué no había sido sincero cuando se conocieron, le preguntó chillando mientras él se daba media vuelta y se alejaba de ella después de decirle al oído, con un susurro que la hizo estremecer, que todos los recuerdos eran surcos de lágrimas y no podía escapar de ellas. Un golpe de aire le arrancó el paraguas de la mano. Casi siempre sus historias acababan mal, pero no le importaba porque de esa forma ella era la estrella femenina.

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