Me rompo,
Decido cabalgar sobre el ∂iferencial,
sobre la misma grupa de Schrödinger.
Y escarbar los adentros más íntimos de tu negrura
∂
El chasquido de este carruaje de
huesos
no te asusta.
Tampoco lo hace la presencia gatuna del diferencial
que descubre, en ese tu vacío magnético, su único existir.
Y es por eso que no se detiene hasta llegar a las mismas
puertas saladas de Tanhaüser.
y con todo el volumen de mi mano flagelo los redondos
glúteos
∂¥
Recorro sus piernas.
Schrödinger se queda pasmado:
- ħ2 ∂2¥(x,t) ∂¥(x,t)
+ V(x,t)¥(x,t) =
iħ
2m
∂x2 ∂t
puesto que la probabilidad de que te rindas
no es capaz de calcularla con una simple fórmula.
Mientras tanto descabalgo ante el vacío de seda.
Los ojos abiertos ante su grandeza.
Imposible no entender que todo lo atraiga.
Y en ese momento
es cuando me doy cuenta
de lo insignificante que soy
y de
tu magnitud.