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domingo, 3 de julio de 2011

¿Atún, dicen?




Me he despertado hoy dándole vueltas a una noticia aparecida (y digo aparecida) hace sólo unos días. Igual que un mago saca de su baraja el esperado (por él) e inesperado (por los que le están viendo) siete de copas, nos han sacado ahora esta noticia: "Los niños y embarazadas no deben comer atún o pez espada debido a los altos contenidos en metilmercurio que afecta al desarrollo cognitivo".

Aunque el Programa de Naciones Unidas del Medio Ambiente ya sugirió en 2009 reducir la contaminación por mercurio, las industrias que lo utilizan para su proceso de fabricación siguen funcionando sin ninguna normativa restrictiva a la baja.

Bueno, eliminamos los pescados grandes,... y los pezqueñines, claro.

También deberíamos eliminar el consumo de gambas y crustáceos por su alto contenido en cadmio.

No pasa nada, fuera peces, fuera gambas.

Las espinacas, acelgas y verduras de hoja verde presentan altos contenidos en nitratos. Deberíamos regular su consumo a la baja.

Entonces: no pescado, no gambas, no verdura.

Los brotes de soja tienen E-Coli (después de esclarecer que no lo era el pobre pepino). Tampoco la soja me gustaba demasiado...

Vale, sin pescado, ni gambas, ni verdura, ni soja.

Es mejor no estar expuestos al sol debido a que la falta de ozono en la atmósfera no filtra la contaminación solar; a no ser que usemos cremas con elevado grado de protección, pero éstas llevan parabenos (metilbenzoato en los prospectos de camuflaje) que pueden producir cáncer. También los llevan los jarabes y champús.

Bien, no pescado, no gambas, no verdura, no soja, no sol, no higiene.

Las carnes contienen hormonas de crecimiento que al comerlas pasan a nuestro organismo, además de los tóxicos generados por los propios animales al estar encerrados en diminutas jaulas durante toda su corta vida. Lo mismo ocurre con la leche.

En resumen: eliminamos pescado, gambas, verdura, soja, sol, jarabes, higiene, carnes y leche.

Por no hablar de los teflones que bañan las sartenes, las ondas electromagnéticas de los transformadores eléctricos o las ondas de las antenas de telefonía...

Bien, lo habéis conseguido: ¡Tengo miedo! Es mejor que me quede en casa esperando nuevas instrucciones, sin pensar por ejemplo en:

¿Por qué esos mismos que ahora nos dicen que no consumamos determinados productos, no regulan su uso en las industrias contaminantes del medio ambiente?

¿Por qué es malo ahora, en plena crisis económica, de identidad y con un nivel alto de indignación, y no hace tres años?

¿Hasta cuando les vamos a permitir manipular con impunidad el futuro de lo único que no les pertenece (el planeta)?

No deberíamos protegernos de todos esos contaminantes, el hombre únicamente debería protegerse de sí mismo, del depredador que lleva dentro. Y esa tendría que ser la primera función de aquellos a los que les damos el voto para que nos gobiernen...

Puedo pasar sin comer, bebiendo sólo agua; aunque ahora que pienso ésta lleva aluminio que es malo para no recuerdo bien qué (¿era la memoria?)

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