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lunes, 12 de diciembre de 2011

La desaparición como Arte

Todos tenemos la necesidad, alguna vez en la vida, de sumergirnos en nosotros mismos, de bucear en nuestro interior y sorprendernos al descubrir ese yo que no sabíamos que existía, escarbar en el fondo del agujero negro en el que nos vamos convirtiendo con el paso de los años y ver que todavía existe un rayo intentando escapar de él.
Unos más que otros necesitan (necesitamos) hacerlo con más asiduidad. Del encuentro con mi otro yo, ese que tanto admiro y recelo, ese al que no dejo salir más que en la intimidad, surge la inspiración y el valor necesarios para coger una pluma, ya reseca, y conseguir que vuelva a escupir palabras humedecidas por el éxtasis y la tinta.


. ilustración: Carlos Díez




A veces, esa necesidad es tan grande que consigue que lo abandones todo. te obliga a huir (¿huir, digo? esa no es la palabra adecuada, aunque sea visto de esta forma, más que de una huida se trata de una desaparición).

Cuando Hvulac se encuentre con Yhma y con el baúl repleto de letras, desesperación y soledad, y ésta le pregunte por qué Anatol ha huido, él le responderá que simplemente ha desaparecido.
En este relato de Vila-Matas "El arte de desaparecer" se pone de manifiesto la fuerte e inevitable necesidad de desaparecer (no huir) que tiene Anatol. De hecho es un acto de valentía. ¿O quizá Yhma sabía que Anatol, algún día, se marcharía porque ese era su destino?


Cuando en ese espacio "relativamente" deformado, que nos rodea, confluyen la búsqueda con el valor, es cuando la desaparición se acerca a la pluma y le susurra cantos de sirena.

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